martes, 23 de febrero de 2016

Dijistes



Nos pasa que al escuchar siempre el mismo error que terminamos por no darnos cuenta de que realmente es un error y empezamos a perpetuarlo.


Eso es lo que ocurre con la segunda persona del singular del pretérito indefinido dijiste, viste o trajiste, que nunca lleva s al final. Todos lo hemos estudiado en el colegio, pero ¿qué ocurre si constantemente escuchamos en la calle dijistes, vistes» o trajistes y nadie nos dice que están mal? Que vamos a empezar a pronunciarlo con una s final.

Este vulgarismo ya se daba desde tiempos de Cervantes, pero a pesar de lo dilatado de su historia no se ha aceptado nunca. ¿Por qué el hablante entonces añade una s a ese tiempo verbal? Por algo que se llama analogía. La RAE la define como una 'relación de semejanza entre cosas distintas' (http://goo.gl/t5EbsP). Con la excepción del imperativo (canta), todas las segundas personas del singular del paradigma verbal español llevan una s final: cantas, cantabas, cantarás, cantarías, cantes, cantaras, cantases, cantares. Por lo tanto, lo más lógico para el hablante que no recuerde que cantaste no la lleva es colocarle una s final al pretérito indefinido, puesto que todos los demás tiempos sí la llevan.

Pero ¿por qué es diferente ese tiempo en concreto? Porque en latín poseía unas desinencias diferentes de las de los demás tiempos verbales.

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