Empecemos a ver ahora los dequeísmos.
Si el queísmo era no usar la preposición de cuando hacía falta, el dequeísmo es el caso contrario: usarla cuando no el verbo no la necesita.
Uno de los casos que más se escuchan es el famoso ✗resulta de que. Nunca hay que usar la preposición de después del verbo resultar en esta construcción.
✓Resulta que usar la preposición de en este caso no es normativo.
Otros casos comunes son:
—✗Pienso de que deberías irte a casa ya.
—✓Pienso que deberías irte a casa ya.
—✗Creo de que no deberías ir diciendo eso por ahí.
—✓Creo que no deberías ir diciendo eso por ahí.
—✗Me aseguró de que él no había contado el secreto.
—✓Me aseguró que él no había contado el secreto.
—✗Opina de que no es correcto escribir eso.
—✓Opina que no es correcto escribir eso.
También se da un caso de dequeísmo cuando se utiliza la preposición de en lugar de la que realmente exige el verbo:
—✗Insistieron de que fuéramos a ver esa película.
—✓Insistieron en que fuéramos a ver esa película.
—✗Me fijé de que ya no llevaba bastón.
—✓Me fijé en que ya no llevaba bastón.
Para terminar (¡por fin!) con los dequeísmos, queda señalar que no solo con los verbos se da este error. También es un caso de dequeísmo cuando se usa la preposición de en locuciones que no la llevan:
—✗A no ser de que llegue ya, perderá el tren.
—✓A no ser que llegue ya, perderá el tren.
—✗A medida de que vaya repasando, entenderá mejor la teoría.
—✓A medida que vaya repasando, entenderá mejor la teoría.
—✗Una vez de que llegues a la estación, avísame.
—✓Una vez que llegues a la estación, avísame.
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