martes, 6 de septiembre de 2016

Gerundio de posterioridad


Con respecto al gerundio de posterioridad cabe matizar que es correcto su uso cuando se sobreentiende una relación causal, consecutiva o concesiva con respecto a la frase principal. La Nueva Gramática de la lengua española de la RAE nos da dos buenos ejemplos:

(1) Los cartagineses lo atacaron, obligándole a refugiarse en una torre, a la que luego le prendieron fuego.
(2) Alba se la arrebató de la mano de un zarpazo y la lanzó contra la pared, haciéndola añicos.

La RAE también nos habla de que gracias a que el gerundio tiene la capacidad de unirse al verbo sin necesidad de un nexo, este puede añadir una segunda idea a la del verbo principal, por lo que «es inevitable la posterioridad».

(3) Abandonó la reunión quedándose con las ganas de haber intervenido.

(4) La rica anciana murió dejándoles toda su fortuna a sus gatos.