domingo, 13 de marzo de 2016

El terrible queísmo


Toca repasar los casos de queísmo. ¿Qué es un queísmo? Según el Diccionario de la lengua española (DLE), en gramática es el ‘uso, normativamente censurado, de la conjunción que, en lugar de la secuencia de que, como expresión introductora de ciertos complementos oracionales; p. ej., Me da la sensación que no han venido en lugar de Me da la sensación de que no han venido’.

Veamos algunas parejas de verbos que tienen el mismo significado, pero que se construyen de forma diferente, lo que puede ocasionar queísmo:

Acordarse/recordar. El verbo acordarse siempre tiene que ir seguido de la preposición de. La construcción es acordarse DE algo: «me acuerdo de que me dijiste que no». El hablante suele confundir este verbo con recordar, que no lleva la preposición de. Esto es lo que ocasiona el queísmo con acordarse: «recuerdo que me dijiste que no». También se debe a la ultracorrección de algunos, que piensan que todos las secuencias de que son incorrectas y, por lo tanto, eliminan la preposición.

Olvidar/olvidarse. El verbo olvidar no necesita ninguna preposición porque rige complemento directo (excepto si es de persona, que siempre va introducido por la preposición a): «he olvidado el bolso en casa», «he olvidado a mi madre en el supermercado». Olvidarse debe llevar siempre la preposición de, pues rige otro complemento que se llama suplemento o complemento de régimen, que va introducido siempre por esa preposición: «Me he olvidado DE coger el bolso»

Alegrar/alegrarse. Este es el mismo caso que el ejemplo anterior. Por un lado, alegrar también rige complemento directo, que suele ser una persona: «me alegra que seas feliz». El sujeto de la oración es que seas feliz y el complemento directo es me. Por otro lado, al igual que olvidarse, alegrarse rige suplemento o complemento de régimen: «me alegro DE que seas feliz».

Aquí tenemos un truco para saber si tenemos que emplear la secuencia de que o solo la conjunción que: reemplacemos la oración subordinada (la que está después de que) por el pronombre eso. Si la frase tiene sentido, no hace falta utilizar la preposición de. Tomemos el primer ejemplo y sustituyamos la oración subordinada por el pronombre eso: «me acuerdo eso». Si, como en este caso, resulta una frase incorrecta, automáticamente sabremos que nos hace falta la preposición: «me acuerdo DE eso». Ocurre lo mismo con alegrarse: «me alegro eso»,  «me alegro de eso».

No todos los casos de queísmos se dan por suprimir la preposición de. Por ejemplo, los verbos insistir y confiar necesitan la preposición en. Las construcciones correctas son insistir en algo y confiar en algo/alguien, por lo que siempre es obligatoria la preposición en: «insistió que fuéramos al cine», «insistió en que fuéramos al cine»; «confío que sabes a dónde vamos», «confío en que sabes a dónde vamos».

Otro truco para saber si hay que usar la preposición es convertir la frase a interrogativa. Si la pregunta debe empezar por la preposición, tendremos que mantenerla siempre:

—¿DE qué estoy convencido? Estoy convencido DE que suspendí.
—¿DE qué tengo ganas? Tengo ganas DE que llueva.
—¿DE qué te alegras? Te alegras DE que haya aprobado.
—¿DE qué me he olvidado? Me he olvidado DE que hoy no venías.
—¿EN qué confía? Confía EN que llegue pronto.
—¿DE qué estás segura? Estás segura DE que lloverá.

A modo de aclaración, los casos de queísmo se dan cuando en la oración principal se introduce una subordinada que empieza por que, pero nos olvidamos de usar la preposición que el verbo nos exige. Casos como olvidar una fecha/olvidarse de una fecha, equivocar el camino/equivocarse de camino, etc., no constituyen casos de queísmo, pues después del verbo se introduce directamente un sustantivo, no una oración subordinada. 

Agradezco a Mercedes su matización al respecto. :)

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